Cuál es el sonido más maravilloso para un ser humano?
¿...?
El de su propio nombre, Lluís. Llame a las personas, siempre y desde el primer momento, por su nombre, tal como les gusta que se pronuncie. Y con ese sonido empezarán a abrirle su corazón.
Es una obsesión americana, porque en inglés el nombre propio equivale al tuteo.
Tiene razón, pero reconozca que se ha esforzado -quizá por primera vez- en averiguar cómo quieren los demás que usted los trate.
Veo que me da la razón sin discutir.
La mejor manera de ganar una discusión es evitándola. Suponga que estoy aparcando y usted me ve rayarle el coche... ¡y grita!
A veces, si no discutes te humillan.
Es una observación valiosa. Pero ¿y si en vez de discutir tratáramos de razonar?
¿Y si el otro es un energúmeno?
Le está usted juzgando cuando es más inteligente intentar comprenderlo. Incluso si fuera un energúmeno sin remedio, sería mejor escucharle con respeto, porque conviene mantener los canales abiertos hasta con el enemigo, para saber lo que piensa. Después, le daría la razón en lo que la tuviera. Y, antes de exponer el primero de mis argumentos, admitiría mis errores sin regateos.
Si te achantas, el enemigo se crece.
Si lo trata como enemigo, lo será. Para empezar, intente que el otro le dé la razón en algo, aunque sea en el propio: "¿Verdad que le he escuchado hasta ahora con respeto?".
¿...?
El de su propio nombre, Lluís. Llame a las personas, siempre y desde el primer momento, por su nombre, tal como les gusta que se pronuncie. Y con ese sonido empezarán a abrirle su corazón.
Es una obsesión americana, porque en inglés el nombre propio equivale al tuteo.
Tiene razón, pero reconozca que se ha esforzado -quizá por primera vez- en averiguar cómo quieren los demás que usted los trate.
Veo que me da la razón sin discutir.
La mejor manera de ganar una discusión es evitándola. Suponga que estoy aparcando y usted me ve rayarle el coche... ¡y grita!
A veces, si no discutes te humillan.
Es una observación valiosa. Pero ¿y si en vez de discutir tratáramos de razonar?
¿Y si el otro es un energúmeno?
Le está usted juzgando cuando es más inteligente intentar comprenderlo. Incluso si fuera un energúmeno sin remedio, sería mejor escucharle con respeto, porque conviene mantener los canales abiertos hasta con el enemigo, para saber lo que piensa. Después, le daría la razón en lo que la tuviera. Y, antes de exponer el primero de mis argumentos, admitiría mis errores sin regateos.
Si te achantas, el enemigo se crece.
Si lo trata como enemigo, lo será. Para empezar, intente que el otro le dé la razón en algo, aunque sea en el propio: "¿Verdad que le he escuchado hasta ahora con respeto?".