2012/03/11

casa Asia "el japó un any després"

http://www.casaasia.es/conjapon/cat/index.html

Exhibition of contemporary Japanese architecture: RESET 11.03.11#New Paradigms


Del 8 al 31 de març
Col·legi d'Arquitectes de Catalunya, Plaça Nova, 5
Barcelona
Entrada lliure

“RESET 11.03.11#Nous Paradigmes” a Barcelona és una exposició d’arquitectura contemporània japonesa que reuneix 35 arquitectes de generacions diferents, des d’estudiants fins a arquitectes mestres com Arata Isozaki, Toyo Ito i Kengo Kuma. Es presenten 46 projectes que s’han creat i executat per a la reconstrucció del Japó des de fa un any i 9 projectes suggerents que miren cap al futur.

Més informació a: programa RESET

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http://www.ara.cat/especials/catastrofejapo/Japo-any-lombra-del-tsunami_0_660534118.html



El Japó, un any sota l'ombra del tsunami
La reconstrucció de l'est del Japó avança molt lentament mentre es debat si tancar les nuclears
15.848 Morts  Menjar radioactiu 5% De runes Vellesa i joventut 7.000 Metres Progrés atòmic

Els efectes del tsunami són ben visibles, un any després

A la costa de Rikusentakata, enmig del no res, s'alça un pi de 30 metres. És l'únic testimoni supervivent d'un bosc de 70.000 arbres, assolat pel tsunami d'avui fa un any. Tot sol, divisa les restes d'una ciutat de 24.000 habitants: un terreny pla i quadriculat pels esquelets d'antics carrers on de tant en tant destaca una estructura fràgil.
L'11 de març del 2011, a les 14.46 (hora local), un terratrèmol de 9 graus a l'escala de Richter va sacsejar el Japó i conduir a la pitjor catàstrofe del país des de la II Guerra Mundial. Dotze Mesos després del desastre, el més calent encara és a l'aigüera i milions de tones de residus s'amunteguen davant de la costa Est del Japó, testimonis d'una tragèdia que va matar almenys 20.000 persones.
L'ARA dedica un dossier especial de 10 pàgines, un any després del tsunami del Japó.

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http://www.lavanguardia.com/internacional/20120311/54266653422/fukushima-japon-catastrofe-nuclear-ano-despues.html



El tsunami arrasa la ciudad costera de Iwanuma en el norte de Japón con olas de hasta cuatro metros tras el terremoto de 8.9 grados en la escala de Richter Ap / Kyodo News        



Japón vive marcado por Fukushima un año después de la catástrofe

Los japoneses han cambiado sus pautas y están más distanciados de los partidos | El desastre ha avivado la conciencia reivindicativa de los habitantes de Japón | Siete de cada diez ciudadanos viven preocupados por la radiactividad


Nada volverá a ser como antes. Es el comentario más común que se escucha en boca de cualquier japonés cuando se evoca la triple catástrofe que azotó su país el 11 de marzo del 2011. El efecto combinado del gran terremoto de magnitud 9, un tsunami mortífero y el posterior peor desastre nuclear del último cuarto de siglo han cambiado la forma de pensar y de vivir de la sociedad japonesa que muestra una mayor desconfianza hacia los partidos políticos. La fosa que separa al Japón real del oficial es cada vez más grande.
Los efectos del seísmo y posterior tsunami, que causaron más de 19.000 víctimas mortales (15.584 certificados y 3.274 desaparecidos), han dejado un huella profunda en la memoria de los japoneses. Pero fue el accidente de la central nuclear de Fukushima Daichii el que ha modificado su modo de vida y ha despertado el miedo a la radiactividad. "Nos hemos dado cuenta de que el mito del crecimiento económico para ser un país poderoso no es tan importante. Ahora queremos vivir de forma segura y saludable", afirma el escritor y profesor de la Universidad Rikkyo, de Tokio, Hiroaki Idaka.
Su comentario responde al creciente recelo que provoca la energía nuclear en Japón. A siete de cada diez personas les preocupa la radiactividad, señala una encuesta del Mainichi Daily News. Una cifra que duplica la inquietud que existía antes del accidente de Fukushima, cuando Japón era considerada como la primera potencia nuclear del mundo con sus 54 reactores, y la mejor preparada para afrontar cualquier tipo de accidente.
El desastre de Fukushima, provocado por una ola gigante, reveló la inconsistencia de autoridades y técnicos nipones y ha generado un estado de desasosiego. "Nos enfrentamos al miedo real que nunca habíamos imaginado que tendríamos. Antes del accidente teníamos la sensación de vivir en un entorno seguro. Ahora, esta percepción se ha desvanecido", dice Susumu Ueda, un compositor musical de 56 años comprometido con los damnificados de las tres catástrofes naturales.
"Intento volver a la normalidad y quiero hacer mi vida diaria como antes, pero siento que vivir sin preocupación ya es algo imposible", comenta Akiko, una profesora de español de 36 años que imparte clases en Tokio.
Su inquietud le ha llevado a vigilar la procedencia de los alimentos. Algo impensable hace tan solo unos meses entre los japoneses, que tenían una fe ciega en los productos de su país. Ahora ya no. Desconfían de la burocracia gubernamental, especialmente después de que se descubriera casos de contaminación en carne de vacuno, té, arroz y leche en polvo infantil, y los ciudadanos han tomado la iniciativa. Algo impensable en una sociedad tan disciplinada como la nipona.
La situación ha llegado a tal extremo, que son las propias empresas de alimentación y cadenas de supermercados, como Aeon, las que aplican por su cuenta unos controles de radiación más estrictos que los del Gobierno, con tal de garantizar la calidad de sus productos a los consumidores.
Y es que el miedo a la contaminación ha llegado incluso a separar familias. Es el caso de Aki, que se casó y estaba a punto de mudarse a la localidad de Fukushima por el trabajo de su marido cuando ocurrió el accidente nuclear. Ahora, embarazada, vive en Tokio con sus padres y separada de su esposo, porque tiene miedo de la radiación. Y duda si trasladarse a Fukushima y reunirse con su pareja una vez haya dado a luz. El desastre atómico ha cambiado totalmente su vida.
El músico Susumu Ueda cree que la situación es especialmente grave entre los 80.000 damnificados que tuvieron que abandonar sus hogares. "Viven en condiciones muy estresantes. Desconocen absolutamente todo acerca de su futuro. En su caso, más que hablar de cambio de estilo de vida hay que hablar de que su vida fue destruida por el accidente nuclear. Son familias obligadas a vivir separadas, que desconocen cuando volverán a su casa o donde fijarán su nuevo hogar. Es una situación muy angustiosa".
Pero el accidente nuclear no sólo ha cambiado pautas de comportamiento. También ha despertado conciencias. Su principal fuerza impulsora es la creciente desconfianza hacia los políticos y los burócratas de la administración. "Nos han mentido todo el año", dice Hiroaki Idaka. Un sentimiento que ha generado un movimiento antinuclear y de indignación que reúne a decenas de miles de manifestantes y que cuenta con el apoyo de intelectuales como Susumu Ueda o el escritor Kenzaburo Oé.
Y es que el Gobierno ha facilitado hasta ahora 15.360 millones de euros a Tepco, la operadora de Fukushima Daichii, para afrontar sus pérdidas. Una cifra colosal comparada con las compensaciones que la compañía ha empezado a repartir a los damnificados. Ofrece unos 740 euros a los hombres, 3.700 euros a las mujeres y 5.600 euros a las embarazadas y a las menores de edad. "Es insultante", opina Akiko.