2012/03/25

run!

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Barcelona dispone de 23 rutas kilometradas para correr

El número de deportistas que entrenan por las calles y parques de la ciudad crece |Gimnasios y clubs organizan salidas en grupo

Vida | 24/03/2012 - 00:00h




A cualquier hora. Por la mañana, al mediodía, por la tarde o por la noche, es habitual ver a atletas urbanos en la capital catalana David Airob


Haruki Murakami, en su libro De qué hablo cuando hablo de correr, dice que es imposible trotar sin repetirse algún mantra interior que evite detenerse y permita seguir adelante. El escritor japonés ponía como ejemplo a un corredor de maratones que en las carreras siempre se repetía la misma frase: "El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional". Estas palabras ayudaban al atleta a finalizar los 42,195 kilómetros del maratón. En Barcelona, cualquiera podría pensar que cada día hay más sufridores. Aficionados que se calzan unas zapatillas y recorren sudorosos las principales calles y parques de la ciudad. 

SILVIA ANGULO Barcelona , ÓSCAR MUÑOZ Barcelona






Una fiebre por el atletismo urbano que se refleja también en el aumento de participantes en las carreras populares y semiprofesionales que se celebran en Barcelona, una ciudad en la que este deporte ha ido ganando amantes, especialmente desde los Juegos Olímpicos de 1992. La creciente llegada de turistas y de profesionales extranjeros que mantienen en la capital catalana su hábito de correr por la ciudad también ha ayudado.


Prueba del éxito de este deporte son los récords de corredores que se inscriben en las competiciones atléticas barcelonesas, que se pulverizan año tras año. Los casi 20.000 inscritos que correrán el maratón de Barcelona mañana son un claro ejemplo de ello. Pero hay muchos más: la familiar Cursa de El Corte Inglés, la festiva Cursa de la Mercè, la histórica Jean Bouin, la popular Cursa de Bombers o la navideña Cursa dels Nassos, por poner algunos de los ejemplos más conocidos que año tras año ganan adeptos.


Pero la ciudad, a pesar de tener buen clima y orografía adecuada para la práctica de este deporte, tenía un déficit. Son pocos los itinerarios que están kilometrados, y los que lo están, en algunos parques, apenas superan los mil metros. Del todo insuficiente. El libro Barcelona corre, de Núria Blanco y Pere Bosch, editado por el Ayuntamiento de Barcelona, intenta subsanar este problema. La obra recopila 23 rutas urbanas de diversa dificultad, con paisajes y atractivos muy distintos, y busca convertirse en una guía fundamental de los corredores barceloneses, ya sean principiantes o avanzados.


Bosch explica que el único manual que recogía algún itinerario de las calles de la ciudad para corredores urbanos estaba en alemán y en él sólo se describían tres rutas. "Llenamos un vacío que permitirá a los corredores disfrutar de rincones desconocidos, repartidos por todos los distritos de la ciudad", dice este periodista, también aficionado a calzarse, cuando tiene un rato libre, las zapatillas para correr.


La elaboración del libro le ha obligado a correr más de cien kilómetros. Explica que las rutas las han diseñado junto a los corredores, clubs de atletismo y asociaciones cívicas y de barrio. Porque los deportistas salen de casa y se ponen a correr por su entorno más próximo. "Algunos se aventuran a rutas en Collserola o por el Besòs, pero la mayoría lo hace por su barrio", sostiene Bosch.


El atleta Domingo Catalán, el más legendario de los corredores locales de larga distancia, es, según los autores del libro, uno de las principales fuentes para elaborar los distintos recorridos. Supera la sesentena y va a correr diariamente, como explica en una de las entrevistas de la obra. Catalán sostiene que ahora lo que le gusta es correr con gente, pero cuando se entrenaba lo hacía en solitario. De hecho, los clubs de corredores están proliferando al tiempo que lo hacen los aficionados a este deporte. Es habitual que gimnasios y centros deportivos organicen salidas conjuntas en las que pueden participar más de diez corredores. Estos grupos son cada vez más visibles también por las calles.


La crisis ha contribuido también al incremento de barceloneses que practican el atletismo urbano. Las apreturas económicas han llevado a muchos a cambiar el gimnasio por las calles y los parques. Quienes deseen un equipamiento sofisticado, tienen un amplio abanico donde elegir. Dependerá de lo que se quieran gastar. Pero también se puede practicar el running con el material justo. Basta con ponerse unas zapatillas, un pantalón y una camiseta o un chándal y salir a correr. El resto es gratis y no está marcado por unos horarios estrictos. Hacer ejercicio disfrutando de la ciudad es todo un aliciente que no cuesta dinero y cada vez más barceloneses valoran.


Tanto la práctica deportiva como actividad para mantenerse en forma como la preparación para carreras están llenando la ciudad de atletas. Es habitual verlos en lugares más o menos típicos para esta actividad, como la zona litoral (paseo Marítim, desde la Barceloneta hasta el Fòrum), pero también en otros muchos hasta hace poco tiempo impensables.


El libro muestra itinerarios que van desde los 6.000 metros en lugares planos, como el que recorre el parque de Cervantes, el jardín de Pedralbes para luego hacer bajar por la avenida Joan XXIII y más tarde subir por Doctor Marañón para regresar a la Diagonal y al punto de partida. Este es de los más sencillos, ideal para noveles. Hay otros más sofisticados y para los que es necesario estar en buena forma: en el de Collserola hay que aguantar los continuos cambios del terreno.


Algunas de las rutas que aparecen en el libro eran del todo desconocidas para los autores, que se han encontrado con una agradable sorpresa a la hora de elaborarla. Una de ellas es la que recorre la carretera de Roquetes hasta Torre Baró. "Hablando con los corredores que hacen este itinerario, nos aconsejaron incluso variar el recorrido. Ofrece unas vistas inmejorables de la ciudad y aunque la ruta es dura también es muy agradable", dice Bosch.


Por su parte, Blanco explica que los itinerarios permiten conocer la ciudad: "La gente vuela miles de kilómetros para correr el maratón de Nueva York, mi padre lo ha corrido dos veces, pero el libro demuestra que Barcelona tiene itinerarios impresionantes también".


La salud es otro de los beneficios de este deporte que se practica al aire libre. El cardiólogo y corredor Bruno García, que aparece en una de las entrevistas del libro, explica que el "cuerpo ha sido diseñado para correr". "El hombre era cazador y al menos dos o tres veces por semana tenía que correr detrás de algún animal. Es ahora cuando nos hemos hecho sedentarios, y no es natural".


Los atletas urbanos también reconocen que correr se convierte en una droga. "Una necesidad que te obliga a correr cada día o a calzarte las zapatillas cada día", dice Bosch. Para otros, como el actor Roger Coma, esta rutina "es un castigo que se inflige" a las ocho de la mañana para obligar a despertarse.