2012/03/13

"Trabajo"

Trabajo

Si usted inventó su propio puesto de trabajo, ¿nos podría contar su historia para que podamos aprender?

ES| 24/02/2012 - 08:24h
     
Existe una preocupación universal por los puestos de trabajo. En los próximos decenios va a haber una lucha mundial, esperemos que no cruenta, por ellos. Eso hace que el gran arte, la soberana invención que necesitamos fomentar, es crear trabajo.
No hay bienestar posible sin que todo el mundo tenga acceso a los bienes y servicios necesarios para un nivel de vida aceptable, y, dejando a un lado la lotería y el robo, eso sólo puede conseguirse de tres maneras: por herencia, por donación o por trabajo. La tercera es la única generalizable. La verdadera creación de riqueza es la creación de trabajo. Y para conseguirlo debemos movilizar toda nuestra inventiva. Los políticos no parece que puedan darnos una solución. Los economistas tampoco saben qué hacer, pero los más sensatos, que son los de la escuela austriaca, decían que conviene aprovechar el saber distribuido que hay en la gente. Vivimos en la época de las multitudes inteligentes, de las inteligencias compartidas, la palabra de moda es crowd, comunidad, de ahí derivan un montón de iniciativas: crowdsourcing, crowdwisdom, crowdfunding, distributed participatory design, community-based design. Se las dejo en inglés, para que vean mi cosmopolitismo.
Les propongo un proyecto de creación colectiva: inventar puestos de trabajo. Es un objetivo estupendo para una sección que se llama Crear. Y también para la filosofía, que, tal como la concibo, es un servicio público, que debe ayudar a resolver los problemas más profundos que inquietan o interesan a los seres humanos. No tenía razón Hegel cuando dijo que –como el búho de Minerva– la filosofía se levanta al atardecer, y siempre llega tarde. Me apunto a una filosofía madrugadora y práctica. Pero como esta es una sección de filosofía pequeña, dejaremos los grandes proyectos a los grandes emprendedores y buscaremos minúsculas innovaciones, pequeños nichos laborales, iniciativas de barrio, de pueblo, de hogar. Se trata de comenzar preguntándonos: ¿Qué puedo hacer para crear un puesto de trabajo sostenible? Ya sé que la respuesta más sencilla es “comprar”, porque, en efecto, eso genera puestos de trabajo, pero yo me refiero a otra cosa más humilde, y más universal. Alguien crea un puesto de trabajo si con ello va a conseguir un beneficio material, una vida más agradable, o un ahorro. En la actual situación, convendría introducir otra posibilidad: basta con que no me produzca pérdidas. Este es, evidentemente, un movimiento solidario, puesto que la principal razón es favorecer a otra persona.
Les propongo intentarlo. ¿Se les ocurre algún trabajo que le ayudaría a ahorrar lo suficiente como para pagarlo? ¿Algún negocio que se pudiera empezar con 1.000 euros? ¿Colaboraría con 100 euros a proteger un proyecto de investigación, a prestar dinero a un joven empresario?
¿Hay alguna actividad útil que le parece que no está cubierta? ¿Qué puede usted ofrecer, sugerir, proponer? Si usted inventó su propio puesto de trabajo, ¿nos podría contar su experiencia, para que aprendamos? Tal vez haya muchas cosas que no se realizan por la dificultad de poner en comunicación al que querría hacerlo con el que podría hacerlo. Les invito a buscar. Más aún, les ofrezco un trato. Si me proponen las suficientes ideas, les prometo iniciar algún proyecto para darlas a conocer, para buscar más, para demostrar que esa idea de la “inteligencia compartida” es verdadera. Su lema podría ser “la tribu emprende”. Ya lo saben, jamarina@movilizacioneducativa.net.